Tandil es una ciudad en la que se puede comer bien, tener mucha actividad y también sosiego en plena naturaleza, y estar en contacto con la fe. Tandil es famosa por sus muchas virtudes y atractivos: la original y enorme piedra movediza que se mantuvo en equilibrio en el borde de un cerro hasta que en 1912 cayó partiéndose en pedazos (en 2007 fue reemplazada por una nueva e idéntica que se sitúa en el mismo lugar); el Vía Crucis que cada Semana Santa congrega multitud de fieles en el Monte Calvario; las delicias caseras como quesos, embutidos y dulces que se hallan en restaurantes y almacenes; y la paz que transmiten los cerros y paisajes… En este refugio mágico que presenta clima agradable todo el año y se ubica a sólo unas horas de viaje de la ciudad de Buenos Aires el descanso y la recreación son prioridad. Entre otras actividades, se puede andar a caballo y disfrutar de la espeleología.